Hacer de la farsa una virtud fue un reto que le resultó muy facil de conseguir.
Supo que estaba preparada para representar su papel ante el mundo,cuando comenzó a ajustarse las medias a sus piernas.
Con gestos suaves y precisos, y dejando que la seda se deslizara por su piel,fue inventando la historia de su vida,la opereta que le acompañaría para siempre. Un cuento adornado con pétalos de rosas sin espinas y servido en copas de buen vino.
Si había conseguido engañarse a sí misma,resultaría muy fácil embaucar a los demás.¿O era al revés?
Era hora de engalanarse con sedas,lazos, y brocados.
Sin olvidar calzarse los tacones de aguja, y pintarse los labios de color rojo carmesí.
En conjunto parecería,tal y como ella quería, una"femme fatale",propia de un cuadro pintado por algún artista de Montmartre
La fiesta estaba a punto de empezar,y ella sería,como siempre,el centro de atención.
Vestida para la ocasión,envuelta en trajes hechos a medida,paseó por el puente de las vanidades más desnuda que nunca.